PERSONA MAYOR Y DEMENCIAS
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- 12 nov 2024
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Actualizado: 29 nov 2024
Un desafío para la sociedad moderna

La demencia es un síndrome clínico caracterizado por un deterioro global de las funciones cognitivas, como la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo, el aprendizaje o el lenguaje, que interfiere con la capacidad que posee la persona, para realizar actividades cotidianas de manera autónoma. Se considera un trastorno progresivo y crónico del cerebro, generalmente asociado al envejecimiento, aunque puede ser causado por una variedad de condiciones patológicas que no necesariamente se vinculan con este proceso biológico. El diagnóstico de demencia se establece cuando hay una disminución significativa en el rendimiento cognitivo y funcional de la persona, que afecta su capacidad para llevar a cabo tareas diarias y tener una vida independiente.
Existen diversos tipos de demencia y cada uno presenta características y mecanismos fisiopatológicos distintos. El tipo más común es la enfermedad de Alzheimer, que representa entre el 60 y el 70 % de los casos y se caracteriza por la acumulación de placas de proteína beta-amiloide y la degeneración de neuronas en áreas clave del cerebro, como el hipocampo. Otra forma frecuente es la demencia vascular, que resulta de una disminución del flujo sanguíneo cerebral debido a accidentes cerebrovasculares o alteraciones en los vasos sanguíneos del cerebro. La demencia frontotemporal, que afecta las áreas del cerebro responsables de la personalidad, el comportamiento y el lenguaje, y la demencia con cuerpos de Lewy, que combina síntomas de Alzheimer y de trastornos del movimiento tipo Parkinson, también son diagnósticos relevantes. Cada tipo de demencia presenta un patrón evolutivo diferente, pero todos conllevan un deterioro cognitivo progresivo.
La demencia se ha convertido en un problema de salud pública de gran relevancia en la actualidad, especialmente con el envejecimiento de la población mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 55 millones de personas en el mundo viven con algún tipo de demencia, y se espera que este número se triplique para 2050 debido al aumento de la esperanza de vida. En Europa, las cifras son igualmente alarmantes: alrededor de 10 millones de personas padecen de demencia, lo que supone una carga significativa no solo para los individuos afectados, sino también para los sistemas de salud y bienestar social. Este fenómeno demográfico presenta un desafío tanto a nivel económico como social, ya que implica altos costos para los sistemas de salud y servicios sociales, además de una creciente demanda de recursos y atención especializada.
El impacto de la demencia en las familias es profundo y multifacético. A medida que la persona con demencia pierde su capacidad cognitiva, la carga emocional y física para ella y para su red de soporte, ya sea familia u otro tipo de red cercana, se incrementa considerablemente. Los cuidadores, generalmente familiares cercanos o cónyugues/vínculos, se enfrentan a un proceso de duelo constante por la pérdida de la persona que conocían, mientras asumen la responsabilidad de brindar cuidados cada vez más intensivos. Este proceso puede generar estrés, ansiedad, agotamiento físico y, en muchos casos, trastornos psicológicos específicos asociados al cuidado.
Los cuidadores de personas mayores con demencia, por tanto, juegan un papel crucial, pero a menudo se encuentran en una situación de vulnerabilidad. El cuidado de una persona con demencia implica no solo una dedicación constante a sus necesidades físicas, sino también una capacidad para gestionar sus cambios de comportamiento y sus alteraciones emocionales. Es fundamental que los cuidadores reciban formación específica sobre la enfermedad y apoyo psicológico para poder manejar el estrés asociado al cuidado. Además, deben contar con redes de apoyo social y recursos adecuados que les permitan aliviar la carga de cuidado, prevenir el agotamiento y mejorar su bienestar general. Programas de formación, apoyo emocional y servicios de respiro son esenciales para mejorar la calidad de vida de los cuidadores y, por ende, de las personas con demencia.
T.O María José Orellana
Top Senior





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