BUEN DORMIR Y PERSONA MAYOR
- Maria José
- 3 feb
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SU IMPACTO EN LA ORIENTACIÓN TEMPORO-ESPACIAL

El deterioro cognitivo y las demencias son condiciones que afectan, entre otros aspectos, la capacidad de las personas mayores para orientarse en el tiempo y el espacio. Estos cambios impactan no solo en la calidad de vida, sino también en la forma en que los individuos perciben su entorno y gestionan sus actividades diarias. Es así, como los ciclos de sueño y vigilia juegan un papel fundamental en el funcionamiento cognitivo y su alteración puede generar confusión adicional e innecesaria, por lo que comprender cómo se interrelacionan estos ciclos con la orientación temporal y espacial, es esencial para proponernos decisiones cotidianas que puedan mejorar el bienestar de la persona mayor.
En primer lugar, los ciclos de sueño y vigilia son fundamentales para la consolidación de la memoria y la regulación emocional. Las personas mayores con demencia suelen experimentar alteraciones en la calidad del sueño, que se traducen en un sueño fragmentado y poco reparador. Esta disrupción del sueño afecta la capacidad de la persona para reconocer el paso del tiempo, orientarse en el espacio y mantener una rutina coherente. Generalmente, se recomienda que los cuidadores y familiares, puedan implementar una rutina que incluya períodos de descanso regulares y condiciones ambientales propicias para el sueño, como habitaciones oscuras y tranquilas, espacios reconocibles a través del tiempo, con buena climatización.
Es importante señalar que el ciclo circadiano, que lo conocemos como el reloj biológico del cuerpo que regula los ciclos de sueño y vigilia, también se ve alterado en personas con demencia. Esta desregulación puede generar una confusión temporal, lo que dificulta que las personas mayores reconozcan si es de día o de noche, o si han pasado muchas horas desde una actividad. Para los cuidadores y familiares, es recomendable utilizar señales visuales y auditivas que ayuden a las personas a diferenciar el día de la noche. Por ejemplo, la implementación de luces suaves durante la noche y la exposición a luz natural durante el día puede ayudar a restablecer un ciclo de vigilia adecuado.
Otro aspecto relevante es la orientación espacial, que puede verse afectada por la falta de un ciclo regular de descanso. Las alteraciones en el sueño pueden generar desorientación en el espacio, lo podría implicar un mayor riesgo de caídas y accidentes. Los cuidadores pueden colaborar con esta prevención, estableciendo un ambiente seguro y organizado, con elementos de la casa bien definidos y fácilmente reconocibles, como muebles fijos y rutas claras y despejadas. Además, el uso de señales visuales, como calendarios y relojes grandes, puede proporcionar a las personas mayores una referencia constante para situarse en el tiempo y el espacio.
Finalmente, un descanso alterado, no solo afecta la orientación temporal y espacial, sino que también influyen en la función cognitiva general. La falta de un sueño reparador puede empeorar la memoria, las funciones ejecutivas como la planificación y la capacidad de toma de decisiones. Por lo tanto, es crucial que los cuidadores trabajen estrechamente con profesionales de la salud para evaluar los patrones de sueño y, si es necesario, ajustar el entorno o implementar estrategias terapéuticas. Establecer horarios consistentes para dormir y despertar, reducir la estimulación excesiva antes de dormir y promover actividades relajantes, serían intervenciones sencillas que pueden mejorar significativamente el bienestar de las personas mayores. Finalmente, es relevante que las estrategias para gestionar estos ciclos sean elaboradas de manera personalizada y evaluadas continuamente, garantizando un enfoque integral en el cuidado.
T.O María José Orellana M.
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